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La nieta de Otilia Weber recordó a su abuela y espera que se despejen las dudas del caso que tiene un detenido. A más de un mes del homicidio de la mujer de 82 años, General Ramírez espera Justicia.

El misterio del asesinato de Otilia Weber se fue abriendo de a poco en una investigación compleja. Pero todavía quedan muchas dudas por ser despejadas y preguntas que algunos deberán responder. Hay un joven detenido e imputado, y algunos creen que fue el encargado de concretar el plan criminal en medio de una trama de codicia que rodeaba el entorno de la víctima. Pasaron 36 días del homicidio y todo General Ramírez espera que se haga justicia. Romina Romero, una de sus cuatro nietos, recordó las acciones solidarias de su abuela y expresó sus deseos de que se haga justicia y se aclaren los puntos oscuros del caso.

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«Ella era alemana, era muy conocida en Ramírez, de ayudar mucho, ella tejía ropa y la llevaba al hospital para regalarle a las mamás cuando daban a luz para los bebés. Estaba en el coro de la iglesia, iba también a Hormiguita Viajera que juntaban ropa para regalar, y estaba en la Asociación de Damas. Era muy voluntaria». Así recordó Romina a su abuela, en diálogo con UNO, al tiempo que aseguró que en el homicidio «es todo muy raro».

Otilia fue hallada sin vida en el interior de su vivienda de calle Fonseca 40 por su nieta mayor, la que vive al lado y tiene una verdulería. Estaba en el suelo del living, con una bolsa en la cabeza. La fiscal Mariana Darrichón y personal de Investigaciones de Diamante, así como de la División Homicidios de la Policía, comenzaron la pesquisa. Las primeras observaciones en la escena fueron direccionando la investigación: la casa estaba impecable, sin desorden ni faltante de ningún elemento; la puerta de ingreso estaba cerrada con la llave puesta del lado de adentro, y el único lugar de acceso era a través del patio en común con la casa de al lado donde vive la nieta y la verdulería; había sangre que fue limpiada y el cuerpo arrastrado de un lugar a otro. Las sospechas iniciales de suicidio se despejaron de inmediato con la autopsia que arrojó estrangulamiento.

La mujer tenía varias propiedades, algunas en alquiler, de las cuales ya había hecho las sucesiones. Habría manejado bastante dinero, lo suficiente como para que alguien signado por una codicia sin límites pensara hacer cualquier cosa para apoderárselo.

Luego se supo que una semanas antes de morir, Otilia había denunciado que desde un tiempo atrás un hombre la extorsionaba para sacarle dinero mensualmente. Romina recordó: «Fui con mi abuela a la comisaría de Ramírez. Ella nos dijo que hacía 10 años ya que venía esto, que un día había salido a caminar y un tipo se le había parado y la amenazó que si todos los meses no le daba la jubilación iban a matar a Irina, la nieta más chica, que es como su hija porque prácticamente la crió. Mi abuela hizo la denuncia un jueves, justo cuando había cobrado, a fines de setiembre, al otro día le dijo que pasara y le daba la plata en la mano. Así que la Policía decidió hacer un operativo para agarrarlo el jueves, el viernes, el sábado, el lunes y nunca pasó. No sé cómo se enteró, porque nadie sabía de la denuncia».

Consultada acerca de si antes Otilia había contado algo sobre la extorsión, Romina dijo: «Ella siempre estaba con miedo, pensábamos que miraba mucho la televisión, nunca nos imaginamos esto. Pero en realidad es raro porque si hubiera sido que la amenazó por tanto tiempo y la nona no le pagó, ¿por qué no se llevó nada de la casa? No había puertas rotas ni forzadas, nada».

Ante tantas dudas que aún no se esclarecen, la nieta agregó: «Yo pienso que mi abuela sabía algo, entraron directamente a matarla y encima quisieron disimular el homicidio con un suicidio».

Otro punto del caso llamativo es el momento en que Otilia fue asesinada: justo cuando su nieta menor, la única persona con quien convivía, se había ido de viaje de egresados. «Hasta el lunes hicieron el operativo, pasó el martes, el miércoles se fue mi hermana a Bariloche y el jueves entraron y le hicieron esto a mi abuela», contó Romina.

Un imputado, varios en foco

Una semana después del crimen, la División Homicidios detuvo a un joven de 21 años, de apellido Velázquez, en Paraná. La pesquisa apuntaba al entorno de la víctima, y este sospechoso parecía un cabo suelto y lejano a la principal hipótesis que se manejaba. Pero de a poco se lo fue vinculando.

Como se dijo, el homicida debió ingresar por el fondo de la casa de Otilia, que se comparte con la vivienda de una nieta de la víctima y de la verdulería, cuyo dueño es el marido de esta mujer. Este negocio estaba abierto, atendido por un empleado que habitualmente tomaba mates con la señora. El muchacho no vio ni escuchó nada mientras Otilia era asesinada. Además, el local tiene una cámara de vigilancia con sistema DVR que justo ese día no funcionó. El dueño de la verdulería es vecino cercano a una joven, que es la novia de Velázquez, el paranaense detenido.

El único imputado en la causa mintió: dijo que el día del crimen no había estado en Ramírez, pese a numerosas pruebas que lo ubican en esta localidad del Departamento Diamante. Además, cuando fueron a detenerlo, se escondió en un hotel céntrico de la capital provincial, donde finalmente lo arrestaron. Por esto, le dictaron 60 días de prisión preventiva. Es el principal sospechoso, pero la investigación busca detectar su conexión con quienes podrían haber pergeñado el asesinato.

Otro aspecto que llamó la atención es que la denuncia por extorsión que Otilia radicó en la comisaría de Ramírez, fue justo unos días después de haber sufrido un problema de salud, y que en la exposición policial no supo identificar a quien le sacaba la plata ni aportar características físicas. No descartan que ante la posibilidad de su deceso alguien la haya obligado a inventar esa historia para justificar faltante de dinero.

Todavía quedan muchas dudas y actitudes que algunas personas deberán explicar acerca de lo que hicieron antes y después de hallar sin vida a Otilia, tales como llamados telefónicos sugestivos.

La causa está abierta, y los investigadores tienen aún el firme objetivo de reconstruir lo que pasó e individualizar a todos los involucrados. Se esperan resultados de pericias, como rastros genéticos, y sobre todo las informáticas a los celulares y computadoras secuestrados tanto al imputado como a personas allegadas a Otilia.

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