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Un grupo de rabinos proveniente de Israel llegó a Oro Verde para otorgar certificación kosher a la faena del Frigorífico Alberdi, que podrá retomar la exportación a ese país, en suspenso por la pandemia.

 

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Los religiosos viajaron en un vuelo especial y se encuentran en cuarentena en la localidad ubicada a 20 minutos de Paraná. Se quedarán hasta octubre, con la tarea de verificar el cumplimiento de las leyes de la religión judía en la producción de 1.000 toneladas de carne.

 

Son cien los rabinos que llegaron al país en los últimos días y se repartirán entre seis frigoríficos ubicados en distintos puntos del país. A Oro Verde arribó un grupo de 17. Una vez cumplida la cuarentena, si no se registran inconvenientes sanitarios, entrarán a trabajar en la planta, publicó El Diario de Paraná.

 

La llegada de los rabinos se concretó mediante un operativo coordinado por la Cancillería argentina, ante la decisión del titular de la cartera, Felipe Solá, de preservar el mercado israelí de carne vacuna con certificación kosher y agilizar operaciones comerciales pendientes.

 

La Cancillería planificó junto a los empresarios de los frigoríficos Carnes Pampeanas, Swift Venado Tuerto, Black Bambú, Marfrig, Friar Reconquista, Friar Nelson y Alberdi el dispositivo comercial y sanitario para el arribo de los rabinos. Fueron parte de las gestiones el exgobernador Sergio Urribarri, flamante embajador argentino en Israel; y Galit Ronen, la embajadora de Israel en la Argentina.

 

En el caso de Entre Ríos, en los días previos a su partida rumbo Tel Aviv, adonde arribó en las últimas horas, Urribarri estuvo en permanente contacto con el gobernador Gustavo Bordet y con el ministro de Producción, Juan José Bahillo, consignó El Diario de Paraná.

 

Está previsto que en 2020 las exportaciones argentinas de carne a Israel lleguen a las 24 mil toneladas, con un valor cercano a los 170 millones de dólares. De ese total, 1.000 toneladas partirán de la planta de Oro Verde.

 

En cuarentena

 

“Hace dos años Frigorífico Alberdi realizó una importante inversión para producir carne kosher y desde entonces se trabaja con el mercado israelí. No es la primera vez que vienen rabinos a nuestra planta, pero ahora es noticia por el contexto de crisis sanitaria”, contó a El Diario de Paraná Leonardo Lequio, presidente de la empresa.

 

El ejecutivo precisó que ya está en Oro Verde un equipo de 17 personas que integran los rabinos y que, tal como se determinó con las autoridades de salud, se encuentran en cuarentena por dos semanas. Los religiosos llegaron de Israel todos con sus test de coronavirus negativo, pero ante el viaje realizado corresponde que permanezcan en aislamiento.

 

Los rabinos, que año a año realizan este mismo viaje en vuelos comerciales, esta vez llegaron a Ezeiza procedentes de Tel Aviv en un chárter operado por El Al, la aerolínea de bandera israelí. También viajaron en la aeronave, de ida y de vuelta, argentinos e israelíes varados en ambos países.

 

Lequio mantuvo en las últimas horas una reunión con los ministros de Salud, Sonia Velázquez, y de Producción, Juan José Bahillo, para acordar los términos de la estadía. También se notificó formalmente al municipio de Oro Verde. Según se informó desde Casa de Gobierno, Bahillo señaló que durante una visita reciente al frigorífico el gobernador se había comprometido a gestionar ante Cancillería la llegada a de los religiosos a la provincia, que finalmente se concretó esta semana.

 

Una vez cumplida la cuarentena, los rabinos comenzarán a desarrollar la tarea en la planta, que se extenderá hasta el mes de octubre, según informó Lequio. La carne kosher que certificarán en Frigorífico Alberdi alcanzará un volumen de 250 toneladas mensuales y, en el trabajo de los próximos meses, llegará a 1.000 toneladas. La proporción representa aproximadamente el 25% de la facturación de la planta.

 

Mercado de vital importancia

 

El canciller Felipe Solá explicó mediante un parte de prensa que “en los primeros tres meses del año se exportaron a Israel 8,5 mil toneladas de carne por un valor de 60 millones de dólares, y queda pendiente un envío de 15,5 mil toneladas que redundará en un ingreso de divisas cercano a los 110 millones de dólares”.

 

“El mercado de Israel es de vital importancia, ya que expone a lo largo de los últimos años una tendencia ascendente y un diferencial de precio del 42% del resto de los mercados”, acotó.

 

Mario Ravettino, del Consorcio de Exportadores de Carnes Argentinas, organización que nuclea a los frigoríficos del país, dijo por su parte que “la gestión de la Cancillería y de la Embajada Argentina en Israel le permite al sector privado cerrar un negocio que genera un ingreso de 170 millones de dólares para el país”.

 

“Que el gobierno nos acompañe para traer a los rabinos, es un reconocimiento al sector privado muy valioso. Sin esa intervención, esta operatoria no se podía cerrar y el país se iba a perder un gran negocio en un contexto en el que se necesita el ingreso de divisas”, añadió.

 

 

Un proceso especial

 

La certificación kosher demanda procesos productivos especiales que incluyen el cumplimiento de normas higiénicas sanitarias de bienestar animal y del rito religioso. El certificado es otorgado por matarifes habilitados por el Rabinato de Israel.

 

En la Torá se encuentran todo tipo de reglas que prohíben o permiten el consumo de ciertos alimentos y su preparación. Al conjunto de estas reglas se le llama “kashrut” y abarcan desde el momento en que termina la vida del animal que proveerá el alimento hasta el plato en el que se sirve, según informa el portal especializado Enlace judío.

 

La regla más conocida es la de la carne kosher, que debe cumplir seis requisitos básicos. El primero establece que son kosher, o sea que tienen carne apta para consumo, 24 clases de aves no silvestres, como pollos y patos, y a mamíferos rumiantes con pezuñas partidas. Esto excluye a conejos y cerdos, pero incluye a vacas y cabras, entre otros.

 

Para que la carne sea considerada kosher el animal debe morir de acuerdo a la forma ritual judía, que se conoce como “shejitá”. Sólo un matarife especializado puede realizar el proceso. A esa persona se la conoce con el nombre de “shojet” y recibe entrenamiento durante años.

 

Parte del sentido de la shejitá es reducir el dolor que sufre el animal al morir. El cuchillo que se utiliza para realizar la operación debe estar perfectamente afilado, sin ranuras ni imperfecciones que puedan rasgar la piel en vez de cortarla.

 

El shojet prueba con su uña la hoja antes de usarla. Debe recorrer la uña sin detenerse. Una vez que procede a matar al animal, el deslice del cuchillo debe ser rápido y continuo, seccionando la tráquea, el esófago y las venas principales con un solo corte. De esta forma, el animal muere y se desangra instantáneamente, antes de sentir dolor.

 

Posteriormente, se hace una revisión del cuerpo en 18 puntos principales para verificar que no haya lesiones internas. Luego de esta inspección, se limpia la carne de venas, tendones y grasas no permitidos por la ley judía y después se extrae la sangre, cuya ingesta está prohibida por la Torá.

 

Para lograrlo, se sumerge la carne en agua fría durante media hora. Después se cubre toda la superficie con una capa de sal espesa y se deja durante una hora sobre un recipiente inclinado o perforado para que la sangre escurra. Una vez pasado este tiempo, se vuelve a sumergir en agua y se lava nuevamente.

 

Fuente: El Diario de Paraná

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