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Mi nena se quedaba sin aire, hasta que contó que el abuelo la abusaba», dijo la hija del presunto abusador, un policía retirado de Seguí. Luego descubrieron que «hacía lo mismo con una primita». A 10 meses de la denuncia, revelaron su calvario

La Justicia investiga a un policía retirado de 67 años de Seguí por el presunto abuso sexual agravado por el vínculo de dos nietas adolescentes, a las que habría abusado «de los 6 a los 12 años» y «de los 7 hasta los 10», según reveló a AHORA la madre de una de las víctimas, quien denunció a su propio padre el 23 de enero de 2019.

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«Yo hablé con mis hermanos para advertirles la situación, hasta que averiguamos que también se lo había hecho a la primita de mi nena, la hija de mi hermano, es decir otra de sus nietas», contó.

La mujer indicó que decidió hacer público el caso «cansada de esperar» avances en la causa y de que, a 10 meses de la denuncia, «él está libre y anda por todos lados como si nada, mientras que nosotras tenemos que estar encerradas para no cruzarlo», lamentó.

Las nenas, que actualmente tienen 14 y 12 años años, ratificaron los hechos en Cámara Gesell el 29 de marzo y 10 de mayo, respectivamente.

«Las manoseaba, les mostraba sus partes y hacía que las niñas lo tocaran. A mi hija la amenazaba con que si no se dejaba, se lo iba a hacer a su hermana», relató la mamá de la mayor de las víctimas.

«Ese día»
«Todos los primos se iban a juntar en la casa de los abuelos; ese día, mi nena no quería ir y tuvo un episodio de los que ya venía teniendo: como un ataque de pánico, se quedaba sin aire. Me preocupé mucho, hablamos, le pregunté qué le estaba pasando, hasta que me contó que el abuelo la abusaba. Me dijo que la había tocado una vez cuando era chiquita», indicó.

Cuando la mujer enfrentó a su padre, el hombre la amenazó. «Yo no podía creer, no sabía qué hacer, fue como un baldazo de agua fría porque era mi propio padre. Por supuesto que me hizo muy mal, pero le creí a mi hija y hablé con mis hermanos. Fuimos con ellos a la casa para enfrentarlo. Me señaló con el dedo y me dijo: ‘Yo te conozco’, aunque no sé a qué se refería», dijo.

«Después, en la Cámara Gesell, el fiscal me dijo que en realidad los abusos habían sido de los 6 hasta casi los 13 años y mi hija no se había animado a decirme», descubrió con gran dolor.

«Rompió la perimetral»
En un principio, al denunciado se le aplicó una medida de restricción de acercamiento por cualquier medio o de cualquier tipo de acto molesto para con sus denunciantes por 90 días. «Pero el día anterior a viajar a Paraná para la Cámara Gesell, el 28 de marzo, él rompió la perimetral porque la llamó a mi nena mayor. Justo ella estaba en la escuela; el teléfono sonaba. Atendí yo y le conocí la voz. Obviamente me puse muy mal y le dije de todo, que nos dejara de molestar, que él no tenía que llamarla. Lo insulté y le corté. Denuncié la situación para que esto se incluya en la causa. Seguramente la llamó en alguna otra oportunidad y la nena no se animó a decirme», contó la mujer.

Los 90 días pasaron y se quedaron sin la restricción de acercamiento. «Tenemos terror de cruzarlo porque yo no sé cómo puedo reaccionar y mucho más por mis nenas. Dejamos de ir a algunos lugares o no las mando a ellas a tal lado, porque sé que lo pueden encontrar, incluso a la salida de la escuela, que es algo que ya pasó con la mayor una vez», dijo.

«Así que vivimos encerradas para no cruzarlo, estamos mal psicológicamente, esperando a la Justicia mientras él anda por ahí, por todos lados como si nada», lamentó.

La respuesta de la justicia
En diálogo con AHORA, el fiscal de la Unidad de Violencia de Género y Abuso Sexual de Paraná que lleva el caso, Leandro Dato, informó que faltaba «solo un pedido de una pericia que realizó la defensa» para concluir la investigación y elevar la causa a juicio.

«La pericia se produce en estos días y luego del resultado se termina la primera etapa, por lo que estaremos en condiciones de cerrar la investigación», dijo.

Consultado acerca de si a eso se debe la dilación de la causa, explicó: «Yo no diría dilación. Es una pericia para la estrategia de la defensa, que no se le puede negar».

«Atendemos a todos y las denunciantes están informadas sobre el proceso. Tratamos de tener un buen ritmo de investigación de acuerdo a las posibilidades de cada caso», sostuvo el funcionario judicial.

Por su parte, la mamá de una de las víctimas, indicó al respecto: «Hace más de dos meses estoy esperando que me avisen de la elevación a juicio y creo que este trámite se podría haber hecho más rápido porque teníamos todo: las pericias, psicólogas trabajando».

«Yo siento que nos tienen a las vueltas. Y si ahora me llaman para decirme que el juicio va a ser a mitad del año viene, mientras tanto él va a seguir deambulando por ahí, porque tampoco nos dan una perimetral para que no se acerque», se quejó.

«Quizás con un abogado esto sería más rápido, pero no tengo plata para pagar uno, vivo de las changas que hago y estoy enferma. Yo entiendo a la Justicia y sus tiempos, pero yo creo que esto se podría haber hecho más rápido y ellos también tienen que entender a las víctimas, que se tienen que andar escondiendo», concluyó.

Por decisión editorial, se evitó ahondar en los detalles más aberrantes de los abusos, así como brindar la identidad de las personas implicadas en el caso, a fin de evitar la revictimización de las víctimas.

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