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La actriz, que acaba de presentar un libro, dialogó con Ahí Vamos, en La Red Paraná 97.1 para referirse a realidad de las víctimas de abuso sexual a la hora de denunciar

 

Desde el 11 de diciembre, la tarde en que Thelma Fardin hizo pública la denuncia en la Justicia del abuso sexual sufrido en su adolescencia, el 144 no da abasto. Casi 5 meses después, la ola de denuncias no cesa.
La semana pasada, en el aire de La Red Paraná, Jésica Folgueras relató el trasfondo del escándalo que envuelve Vicente Luis Hanemann, intendente de Lucas González. El caso -plagado de abusos, violencia y hasta un aborto forzado- avanza lentamente en la justicia y abre un sin fin de interrogantes al respecto.
En Argentina, la gran mayoría de las denuncias de abuso no prosperan, y en el caso de la violación, el Sistema Nacional de Estadísticas sobre Ejecución de la Pena indica que que la cantidad de detenidos por el delito se triplicó en los últimos 10 años; sin embargo, las dificultades que enfrentan las mujeres para denunciar en el sistema judicial son tantas que son la misma razón por la cual muchas deciden no denunciar.
Este jueves, Thelma Fardín dialogó con La Red Paraná 97.1 a propósito del reciente lanzamiento de su libro autobiográfico llamado «El arte de no callar», en el que retoma su caso, el impacto en la opinión pública y los tiempos de la justicia.
Consultada por las sensaciones del momento en el que hizo pública la denuncia de violacion contra el actor Juan Darthés, Fardín explicó: «Es complejo, es muy grande, por eso surge la idea del libro. Ese fue el mejor espacio para sentirme contenida y a la vez explayarme acerca de todas las aristas de vivir algo así; hay una idea ingenua respecto de la justicia, como si la justicia es justa, y la verdad es que, decidir llevar a la justicia algo así es decidir poner el cuerpo por aproximadamente 7 años, porque este tipo de denuncia tiene esta particularidad, el tiempo, que es casi el doble que lleva cualquier otra denuncia, y probablemente no llegue a buen puerto, porque de 100 denuncias solamente 1 llega a una sentencia, frente a todo eso, mas allá de mi caso, todo el sistema funciona mal. Un sistema arcaico y patriarcal, armado para que sea siempre igual».
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Y estas dificultades se reflejan en el ranking publicado por The Economist en marzo de este año, que se ocupó de evaluar a 40 países por su capacidad de reacción frente a la violencia sexual. En esa lista, Argentina quedó en el lugar número 35.

 

Por otro lado, Thelma se hizo eco de la denuncia de la mujer de Lucas González y se refirió a la revictimización a la que se exponen las mujeres que denuncian. «Escuché el caso de Nogoyá, es un sistema revictimizante al que estamos sometidas. Contar una y otra vez lo que viviste, volver al tema infinidad de veces, tener que contárselo a personas personas que en su formación no se especializaron en la perspectiva de género, es muy duro. Te cruzas con abogados, con gente en la que te tenes que apoyar pero a veces saben menos que vos; en mi caso me ayudo Luciana Peker, pero ella es periodista, el estado debería dar esas garantías»
Denunciar o callar
«Cuando me preguntan a dónde denunciar me cuesta mucho porque muy pocos lugares funcionan bien y los pocos que lo hacen, no dan abasto. Cuando se destapó la olla, no tome dimensión, sí era claro que había que hablar de esto en una manera política y no farandulesca, que suele ser otra herramienta de desprestigiarnos, farandulizarlo, sin embargo atravesó a la sociedad entera. Así que evidentemente era un problema más grande de lo que se quería transmitir que era. Ojo, es difícil aceptarlo, es duro hablar de esto, entiendo que haya cierta resistencia».
Sobre el impacto de su denuncia, que casi de inmediato se tradujo en cientos de miles de denuncias en redes sociales, afirmó que es necesario trabajar en que esa «explosión» de denuncias puedan tener su correlato en «el mundo real» y que para eso se necesita trabajar mucho desde el estado, los medios y la sociedad entera. «Hubo denuncias en las redes, pero en el caso de La Matanza las denuncias formales aumentaron un 1200%. Hay algo real, no solo es la explosión en las redes, hay gente queriendo generar ese cambio.»
A la luz de las denuncias de abusos dentro de la Iglesia Católica, en el ámbito laboral, escolar y más aún en entornos familiares, se hace innegable la necesidad de generar acciones concretas para atacar la problemática. En ese sentido, Fardín explicó que junto a la organización Red por la Infancia, a través de la plataforma Change.org, se están juntando firmas para que se vote un proyecto de ley que busca la que los delitos de abuso sexual de larga data no prescriban. «No para castigar, sino para darle la protección a la víctima y que a su tiempo pueda dejar asentada su palabra, si es que lo desea, porque tampoco es una obligación, es una decisión personal, no la obligación, pero si tenés esas ganas, tenes que poder ir a hacerlo y que no prescriba, porque sino el victimario cuando la víctima decide hablar puede hacerle una denuncia por daños o por calumnia, y esto es otra forma de silenciarnos.», finalizó.

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