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La familia entrerriana con sus 6 integrantes fue vista por última vez hace casi 18 años. En octubre último, un testigo aportó un nuevo dato para dar con ellos. Ahora la Justicia espera una autorización para realizar excavaciones.

La Justicia ya cuenta con el presupuesto de una empresa de excavaciones para comenzar a trabajar en el predio de la Estancia «La Candelaria», en Crucecitas Séptima, departamento Nogoyá, en busca de los restos de la familia Gill, cuyo rastro se perdió por completo en el verano del año 2002.

¿Están enterrados?
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La búsqueda de la familia Gill se activó luego de que un testigo clave, que los conoció en vida, aportara ante el juez de Garantías de Nogoyá, Gustavo Acosta, un dato revelador y escalofriante: que todos los integrantes de la familia estarían enterrados en el mismo predio de «La Candelaria».

El lunes 23 de octubre hubo un allanamiento en el campo «La Candelaria», cuyo casco principal está desocupado y ahora lo que resta es ingresar con máquinas para inspeccionar los lugares que el testigo señaló como posible ubicación de los restos. El testigo identificó dos lugares posibles donde podrían estar los restos de los Gill, pero para rastrear bajo tierra es preciso contratar a una empresa especializada en excavaciones.

Falta que el STJ apruebe las excavaciones

La Justicia de Nogoyá ya cuenta con esa firma, que aportó el presupuesto, y ese presupuesto fue elevado por el juez Acosta ante el Superior Tribunal de Justicia (STJ) para que autorice el gasto. Si la petición es acogida favorablemente, en 20 días estarían realizándose las excavaciones en «La Candelaria».

El testigo esperó años para poder dar su testimonio en la Justicia. Esperó el tiempo suficiente hasta que el dueño de «La Candelaria» estuviera muerto. Alfonso Francisco Goette, dueño del campo, murió el jueves 16 de junio de 2016. Fue a raíz de un accidente de tránsito que protagonizó a bordo de su camioneta Nissan Frontera en la intersección de las rutas 32 y 35, que resultó mortal. Tenía 70 años.

Goette había sido investigado a partir de enero de 2002, por la desaparición de la familia Gill. Precisamente el 13 de enero de ese año, se lo vio por última vez a Rubén Gill, quien tenía 56 años. Con su mujer Norma Margarita Gallego (26) y sus hijos María Ofelia (12), Osvaldo José (9), Sofía Margarita (6) y Carlos Daniel (3) emprendieron un viaje corto hasta la ciudad de Viale, donde estuvieron en un velorio.

«El error es buscarlos vivos»

El testigo, AN, un contratista rural de la zona Tabossi, a 71 kilómetros de Paraná, que supo realizar trabajos de siembra en el campo de Goette, y que conocía a «Mencho» Gill, brindó un dato. Y dijo que antes no había abierto la boca por miedo a Goette. Pero con Goette muerto, acudió a los Tribunales de Nogoyá, y habló. Dijo ante el juez Acosta que los Gill no se fueron de viaje ni están en otra provincia sino que podrían estar en el mismo lugar donde siempre, la estancia «La Candelaria».

La búsqueda de los Gill tropezó con desinteligencias de la propia Justicia. María Adelia Gallegos, la madre de Margarita, la esposa del «Mencho» Gill, sostuvo que «el error es buscarlos vivos, porque ellos ya están muertos y enterrados» y volvió a apuntarle al dueño del campo: «Para mí tienen que buscar donde vivían hace catorce años, que es el campo de Alfonso Goette».

Lo dijo mucho antes de que el testigo nuevo apareciera y diera las pistas de los dos lugares adentro de «La Candelaria».

Fuente: Entre Ríos Ahora.

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